11 feb 2012

Extraña sensación

Estaba leyendo en el parque, el viento soplaba, se movían los árboles y las hojas caían; todo estaba muy tranquilo y silencioso. De repente sentí que todo se movía como si fuese un sismo, miré a mi alrededor conmocionada, pero me dí cuenta de que era yo la única que es movía. Me balanceaba al ritmo del viento y de los árboles, eres una sensación muy extraña pero agradable. Sin embargo ese movimiento no era voluntario. Era como si otra persona me estuviese sacudiendo violentamente, pero yo estaba sola, sentada en aquella banca del parque.
Mi corazón palpitaba con fuerza. El Balanceo cada vez era más rápido, más enérgico; aumentaba y aumentaba la fuerza y el movimiento. Hasta que... todo a mi alrededor se pausó, el tiempo se detuvo. Me sentía más liviana de lo normal, segundos después
comprendí que estaba en el aire, levitando.


En aquel lugar, era la única en movimiento. Subí lentamente al ritmo del viento acercándome paulatinamente a la copa de los árboles. Logré una gran altura; desde allí pude ver todo, era un paisaje magnifico, una perspectiva hermosa no sólo del parque sino de toda la ciudad iluminada por el sol del atardecer.

De repente, después de un instante eterno, sentí todo normal ; los árboles, lentamente, se volvían a mover al compás del viento y las hojas de éstos de nuevo se mecían mientras caían al suelo. Entonces ya no era un excepción de la gravedad y de inmediato experimente su ineludible atracción. Segundo a segundo caía más y más rápido. Se apoderó de mí el vértigo y en mi pecho se agolpó el miedo, ahogándome. Voy a morir -pensé-. Pero unos cuantos centímetros antes de tocar el suelo... el tiempo se detuvo nuevamente, era liviana otra vez, pero mi respiración era agitada y los latidos de mi corazón irregulares. Por un momento mi corazón se detuvo también, fue ahí cuando todo volvió a la normalidad y por fin sentí el suelo. La oscuridad me nubló, todo estaba oscuro. Escuché que me llamaban con insistencia, pero no veía nada. ¡Despierta! ¡Despierta! - gritaba una voz algo familiar-.

No tuve conciencia de que mis ojos estaba cerrados hasta que los abrí y, con la luz de la mañana, me descubrí en el suelo de mi habitación al lado de mi cama. Mi madre me llamaba constantemente. Era hora de ir al colegio. Después de vislumbrar la realidad claramente, desilusionada, y comprender que lo que sucedió fue sólo un simple sueño, me levante y me dispuse a tender la cama... Pero estupefacta vi que ésta estaba colmada de hojas.

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